El increible régimen Seignalet
Carta N°7 del Pr Henri Joyeux – 29 de abril 2014
Querido amigo, querido lector,
El Dr. Jean Seignalet (1936-2003), uno de mis excelentes colegas, trabajó en hospitales de Montpellier (promoción 1962), fue profesor titular en la Facultad de Medicina de Montpellier, director del Laboratorio de Histocompatibilidad de 1969 a 1989 en el Centro de Transfusión y Hematología etc.
Fue científico e investigador incansable, se graduó y fue un gran especialista en tres áreas: inmunología, gastroenterología y reumatología. Tenía capacidades y publicaciones de sobras para ser un profesor titular, pero los celos y algunas maniobras locales se lo impidieron. Él es, de todos los académicos de Montpellier, el que ha dejado una mayor huella positiva para la salud pública.
Firmó 230 publicaciones nacionales e internacionales y dos libros destacados: «El grupo HLA en reumatología» en 1985, con prefacio de Jean Dausset -Premio Nobel de Medicina en 1980-, y «La Alimentacion, la Tercera Medicina» en 1996, del cual tuve el placer escribir el prefacio. Ha sido constantemente reeditado hasta 2012, y ha sido traducido al español y al italiano.
En Montpellier, fue pionero en el desarrollo de muchos trasplantes de órganos: riñón, hígado, corazón, páncreas … avanzando en la tarea de seleccionar y adaptar mejor donante y receptor. En la década de 1980, tomó conciencia de la importancia de la nutrición para su salud. Un cambio radical en sus hábitos alimenticios le permitió curarse ante unos síntomas de depresión grave. Uno de sus alumnos reumatólogos lo describió muy acertadamente de la siguiente manera: «Tuvo la intuición de que la salud y la nutrición están mucho más relacionadas de lo que normalmente pensamos. Sus amplios conocimientos como inmunólogo, lo llevaron a vincular enfermedades autoinmunes, como la artritis reumatoide, con la dieta. A partir de ahí desarrolló una teoría según la cual ciertos alimentos estarían involucrados en la aparición de enfermedades autoinmunes, y también en una serie de enfermedades llamadas «enfermedades de civilización».
Gracias a su cultura -sólida y amplia-, científica y biológica, Jean Seignalet adquirió una convicción: la importancia fundamental de la nutrición humana según el principio hipocrático que se remonta al año 500 aC: » Que tu comida sea tu única medicina».
«Que tu comida sea tu única medicina».
Su minuciosa investigación basada en un sólido estudio de la literatura científica -sabía cómo seleccionar las mejores obras en medio de un gran número de publicaciones de poco valor-, fue el origen de una investigación clínica aplicada a más de 2500 pacientes, y de un seguimiento con mucha paciencia y rigor. Más que nutrición cuantitativa, se centró en la selección y la calidad de los alimentos, y a partir de ahí desarrolló un método alimentario, al que se llamó Régimen Seignalet.
Este régimen excluye dos de los principales alimentos más habituales: los productos lácteos de origen animal, sea cual sea, y el gluten, causante de la porosidad intestinal, que hace pasar al cuerpo las moléculas dañinas que deberían haberse eliminado.
Junto con esto, indica la supresión de la cocción, al considerar que todos los métodos de cocción deterioran las cualidades nutricionales de los alimentos. Seignalet asume una forma de crudivorismo (consumo de alimentos crudos) que le será muy reprochado. Regresa a una dietética ancestral, calificando su modelo nutricional como hipotóxico. Estos conceptos originales fueron construidos a partir de constataciones clínicas y de ensayos terapéuticos individuales sin ningún peligro y de forma muy económica, puesto que sólo se trataba de cambiar los hábitos alimenticios del paciente.
En 1992, Seignalet me habló sobre sus trabajos y su libro. Necesitaba un editor valiente. Entonces le propuse su libro a mi editor François Xavier de Guibert, ajeno a los lobbys agroalimentarios y farmacéuticos, que aceptó su publicación. El boca a oreja y las muchas conferencias que dimos juntos o por separado dieron a conocer ampliamente su libro que se convirtió en un best seller: «La alimentación, la tercera medicina» -que no nos atrevimos a calificar como «la primera medicina» por nuestros colegas reticentes o agresivos.
Jean Seignalet murió el 13 de julio de 2003 a raíz de un cáncer de páncreas y metástasis en el hígado… lo que provocó que sus colegas, celosos de sus éxitos, calificaran su dieta como peligrosa.
Descubrimientos y resultados de Jean Seignalet
La efectividad del régimen Seignalet abrió una vía para una visión global de la medicina basándose en una base científica sólida y original. Explica el mecanismo de las enfermedades que encuentra en pacientes cada vez más diversificados. ¿Cómo y por qué los alimentos pueden ser un factor causal de una enfermedad crónica? Su método logra muy buenos resultados: más de 91 enfermedades (de las 115 observadas), reaccionaron favorablemente a la dieta. Se clasifican en 3 categorías: enfermedades autoinmunes y enfermedades que se denominan de incrustación y de eliminación.
De los 2.500 pacientes que siguió, 2.250 mejoraron significativamente por la práctica de su método nutricional. El éxito terapéutico es notable y confirma la validez de una gran parte de su razonamiento científico basado en hiperpermeabilidad del intestino. (Nos referimos al intestino poroso -permeable-, reconocido científicamente en la actualidad).
La eficacia de su régimen es el mejor altavoz de sus teorías científicas innovadoras y revolucionarias, gracias esencialmente al apoyo de pacientes voluntarios que él recibía de manera altruista, así como a los numerosos lectores que dan testimonio de ello en internet.
Su convicción que de la nutrición es extremadamente importante en numerosas patologías, le condujeron a investigaciones relacionadas con la mayoría de las especialidades médicas, pero también de la biología: reumatología, gastroenterología, endocrinología, pediatría, neurología, psiquiatría, dermatología, oftalmología, neumología, oncología, dietética, inmunología, genética, antropología, bacteriología, biología molecular, biología del envejecimiento y fisiología.
Las críticas al método Seignalet
Las crítica son fácilmente desmontables. Podemos contar tres, a menudo repetidas por aquellos de nuestros colegas que no quieren oír nada acerca de este método y que, obviamente, nunca lo han probado con sus pacientes:
- Crítica: La supresión de los productos lácteos conduce a la osteoporosis, por lo tanto a descalcificación, al dolor óseo y a fracturas que inicialmente son invisibles y luego a auténticas fracturas que llevan a la silla de ruedas. Respuesta: No saben que la mejor aportación cálcica es el calcio vegetal; este calcio es el más absorbido por la barrera intestinal, hasta un 75%, mientras que el calcio animal se absorbe como máximo en un 40%. Este calcio bueno es el de las frutas, los vegetales y las legumbres, siempre que se mastiquen bien, se trituren en nuestro «paladar de sabores» antes de ser tragados.
- Crítica: La mejora que se obtiene al cambiar drásticamente los hábitos alimenticios tiene un efecto placebo, por lo que no tiene valor científico. Respuesta: Esta respuesta proviene principalmente de médicos o especialistas en reumatología, gastroenterología, geriatras e incluso pediatras… Siguen aferrados y dependen de los protocolos que se difunden e imponen en los consejos médicos de consenso, manipulados, patrocinados en su mayoría por compañías farmacéuticas.
- Crítica: «Esta dieta no le evitó tener cáncer de páncreas». Respuesta: Esta es ciertamente la crítica más clara, pero es fácil de explicar para quien conozca el funcionamiento de esta hermosa glándula que no respetamos lo suficiente tanta es su fragilidad. Nuestro páncreas tiene dos funciones principales. Primero, regular el nivel de azúcar en la sangre gracias a su fabricación de dos hormonas: una hormona que aumenta el nivel de azúcar cuando falta, el glucagón; otra hormona que la baja el azúcar cuando es demasiado alta, la insulina. Su segunda función es fabricar un litro de líquido pancreático para ayudar a digerir las grasas de nuestra dieta. Este líquido contiene enzimas que son en su mayoría pre- o pro-enzimas que se activan solo por la acción del jugo gástrico.Jean Seignalet sabía todo esto; y sabía que comer casi exclusivamente alimentos crudos podía forzar su páncreas. Por esta razón tomaba pastillas de enzimas (traídas desde el extranjero) para aliviarlo y ayudar a digerir la parte proteica de la carne y la grasa más o menos oculta que contienen. De hecho, muy probablemente se intoxicó con pre-enzimas que fatigaron su páncreas hasta el punto de estimular células durmientes que se habían multiplicado en exceso, extendiéndose al hígado y a los ganglios del área alrededor del páncreas.
Todo esto no impide que Jean Seignalet haya sido un profeta de la medicina moderna y haya propuesto un método que, lo afirmamos, ha sido ampliamente probado desde su lanzamiento.
Por eso acepté participar en el programa de televisión “Le quotidien sur France 5” acerca del tema del régimen de Jean Seignalet. Le recomiendo encarecidamente y se puede ver en el canal de Youtube.
No me queda más que lamentar la partida prematura de nuestro querido y original colega que a pesar de llegar a la edad de jubilación decidió continuar su investigación durante muchos años.
Muy Cordialmente,
Pr Henri Joyeux
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Ninguna de estas informaciones o productos mencionados tienen como objetivo diagnosticar, tratar, atenuar o curar ninguna enfermedad.